Todo hombre/mujer al nacer se encuentra en un mundo ya existente, independientemente de él. Este mundo se le presenta ya “construido” y aquí él debe conservarse y dar prueba de capacidad vital. El particular nace en condiciones sociales concretas, en sistemas concretos de expectativas, dentro de instituciones concretas. Ante todo debe aprender a “usar” las cosas, apropiarse de los sistemas de usos y de los sistemas de expectativas, esto es, debe conservarse exactamente en el modo necesario y posible en una época determinada en el ámbito de un estrato social dado. Por consiguiente, la reproducción del hombre particular es siempre reproducción de un hombre histórico, de un particular de en un mundo concreto.
Para reproducirse en su singularidad un indio de América debía obligatoriamente aprender a reconocer las huellas; en caso contrario le esperaba la muerte. Por el contrario, el hombre moderno corre el riesgo de sufrir accidentes incluso mortales si no aprende a atravesar la carretera.
AUGÉ, MARC, Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad., Ed. Gedisa, barcelona, 2001.
Robert Therrien.
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