Dick Heibdige, en la introducción de su libro "subcultura" habla del novelista Jean Genet, y cómo éste en las primeras páginas de su libro "Diario del ladrón" (1949) describía la manera en que la policía española le confiscó un bote de vaselina, provocando así fuertes carcajadas a los presentes y varias miradas hostiles hacia su persona. Ese simple tubo de vaselina daba acceso, ante esos fornidos hombres que "olían a ajo, sudor y aceite" a todos los odios, risas y los desprecios que su seguridad moral les permitía.
Y es que los objetos cotidianos, según se miren, están dotados de diferentes significados. Para Genet, ese episodio significó, por un lado, el paso hacia una "identidad desconocida" camuflada y humillada entre tantos otros como él; y por el otro, facilitar las burlas y las risas de los que le miraban con desconfianza. En ese momento era el "antinatural" y el ser marginal, mientras que la policía (más bien Guardia Civil) simbolizaba el poder dominante, "la aplastante moralidad" que le señalaba con un dedo acusador. Aún así, Genet reconoce que también ese pequeño tubo de vaselina se alzó en ese instante como el símbolo de la victoria:
"No hubiese renegado jamás de ese ridículo utensilio....."
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